martes, 25 de febrero de 2014

Tempestad

Ví como rasgabas, con lagrimas en los ojos, tu dorado vestido,con fuerza sobrehumana retorcias cada trozo de tela,haciendo de aquel señorial atuendo una maraña de jirones.

Levante mi ebrio cuerpo y me avalance sobre ti para intentar parar aquella destrucción,agarre fuerte tu nacarada piel,su suave tacto se habia convertido ahora en aspero y ardiente,senti el fuego de tus brazos penetrar en mi corazon.

Mire los empapados ojos y vi un vacio infinito,una mirada perdida que buscaba la salida ; tus pies descalzos y dañados habian sido unidos a la moqueta granate que cubria el escenario, al igual que el arbol se une a la tierra a traves de sus raices.

La transformacion se produjo tras el final de aquella melodia de piano,era como si se hubiese invocado a tu espiritu con una danza ancestral,cada nota martilleaba tu corazón quebrandolo, tu escudo había caído, ahora estabas sola,vacía, nadando en océanos de soledad.

Todas las seguridades que se habían conformado en tu interior se volatirizaron, y daba la impresión de que tu delicado cuerpo lo haría con ellas, que te convertirias en ceniza arrastrada por el viento, eras el alter ego de un fénix, esa criatura que convierte el fuego de su corazón en ceniza y jamas vuelve a convertirse en fuego.

Pero mi pregunta es ¿Por qué tú? ¿Porque una joven como tu, que hace un breve instante tocaba con su voz nuestros corazones en esta fría noche de invierno?, ¿Acaso es una maldicion divina? Eres nuestro Prometeo, mostrándonos el fuego oculto de tu corazón, iluminando con tu luz nuestra oscuridad y siendo castigada con la muerte por habernos bendecido con tu regalo.

Como predije, despegaste tus pies del suelo, elevaste tu cuerpo y tu cuerpo giró violentamente convirtiéndote en una viva llama, iluminaste toda la estancia y estallaste , pero no te convertiste en ceniza, sino que de tu explosión surgieron miles de luciérnagas.

Nunca jamás una pérdida había sido tan bella.

miércoles, 12 de febrero de 2014

Lluvia de Otoño

En esta lluviosa mañana de otoño te admiro. Tú, con tu alegre danza ritual, ríes dibujando círculos alrededor de nuestro árbol, tu ardiente pelo hoy no brilla,apagado por el llanto del cielo se halla.

La naturaleza parece entristecer con tu baile, no eres ya la alegre flor que una vez vio florecer de sus entrañas.
Dudo que la madre tierra haya perdido el juicio, pienso que solo germina con su llanto tu cuerpo para que vuelva a florecer en Primavera, para que las llameantes raíces de tu pelo resurjan como un fénix, tu sonrisa se ensanche y tus ojos verdes parezcan esmeraldas. Esmeraldas que sirvan de faro para guiarme hasta tus brazos.

Esta fría lluvia cala mis huesos impidiendome acercarme a ti, es algo que deseo con todas mis fuerzas, pero que tu madre evita profiriendo veneno en cada gota que cae sobre mi cuerpo.
Luchando contra ella me acerco a ti, mi amor por ti es mas fuerte que ella y cesando tu empresa me pongo a tu lado cubriéndote con el manto de mi cuerpo, con mi brazo rodeo tu cuerpo y te miro a los ojos.

Es increíble observar la profundidad que tus ojos me ofrecen, son el maná que mi corazón necesita para latir, la sonrisa en mi cara es latente tras contemplarte.
El momento mas excitante para mi corazón llega con tu beso, consigues refugiarme de la lluvia eliminando el veneno que sus gotas me ofrecían, me haces sentir en casa, notar el calor del hogar, despejar las nubes e iluminar mi interior.

Sé que mi brazo y mi cuerpo actúan de igual manera sobre ti dándote la misma seguridad, pero la verdadera culpable de la solidez de nuestro amor eres tú, yo solo soy un sirviente de tus designios, un interprete que basa su vida en retratar tu belleza y cuidar tu perfecta armonía para salvaguardar la belleza de este mundo

"Yo soy tu guardaespaldas, tu paraguas en las lluviosas noches de otoño."

martes, 11 de febrero de 2014

Soldado de Tinta II

"El hombre es un lobo para el hombre" dijo Hobbes, en su obra "Leviatán", prueba de ello es esta contienda.
Desde que empezó la guerra allá por 1914, no he visto más que muerte, dolor y egoísmo por la vida humana.
 Nos hemos convertido en autómatas que matan por su país, disparamos al prójimo por impulso irracional creyendo que él es el enemigo invasor, cuando en realidad, él es otro soldado como tú, un joven que se ve arrojado a alistarse para sentirse aceptado socialmente por su nación, un joven que cree que libra una batalla por la erradicación de la amenaza invasora, cree que con su lucha se convertirá en héroe y defensor de la libertad, y no, es una marioneta, manipulada que sirve de pasto para el frente.
Posiblemente no pasará del primer día y morirá por el impacto de una bayoneta, o por una granada u obús; Correrá suerte si es herido, ya que se le trasladará a retaguardia, a un hospital donde jóvenes enfermeras le curarán para que después pueda volver a reincorporarse al frente, pero que, durante su estancia en él, pueda alejarse de este infierno.
Estaréis pensando, este soldado está loco, no hace más que apoyar la bondad del enemigo, se limita a humanizar a la bestia opresora extranjera, pero no, solo os transmito mi visión actual del frente y mi faceta humanista que se ha desarrollado tras mi contienda. 
Hace  un mes que huí del campo de batalla, que retrocedí las líneas aliadas y me refugié en el bosque, voy de pueblo en pueblo pidiendo comida, hablando con las gentes e intercambiando opiniones. Sí, soy un traidor, pero, ¿Acaso no lo es aquel que ordena a su pueblo librar una guerra para hacerse con un vasto imperio? ¿Acaso aquel que entrega a las manos de la muerte a sus jóvenes ciudadanos no es un traidor? Yo creo que ese es el traidor y no yo. A mí, me juzgarán por desertor y me fusilarán, pero al menos, no seré culpable de la muerte de millones de inocentes, y habré dejado al mundo estas, mis reflexiones, sobre lo que la guerra significa.